El estar vivos tiene implícito mantener en forma automática un sin número de funciones, que pasan inadvertidas: Temperatura del cuerpo (frío-calor), la respiración (rápidas o lentas), el pulso arterial (acelerado-desacelerado) y la presión sanguínea (alta o baja). Ellos constituyen los signos vitales; su variación refleja salud o enfermedad.
Se entienden por primeros auxilios, los cuidados inmediatos, adecuados y provisionales prestados a las personas accidentadas o con enfermedad antes de ser atendidos en un centro asistencial. No basta la buena predisposición para ayudar a los accidentados sino que es necesaria una relativa preparación que permita actuar con seguridad, firmeza y rapidez para atender lo mejor posible al damnificado, hasta que arribe al lugar el personal especializado.
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